Para muchos Salvador Ruiz ha sido más que el mejor culturista español de todos los tiempos porque para muchos Salvador fue la referencia, el modelo a seguir, el ídolo que se fue.
Para muchos Salvador Ruiz fue más que un culturista, para
muchos Salvador Ruiz fue más que una referencia en el deporte del hierro, para
muchos Salvador Ruiz fue nuestro ídolo de juventud. Un ídolo que marcó nuestros
inicios en el mundo del culturismo.
Recuerdo, como si fuese hoy, cuando apareció, en el número
23 de la revista The Muscle, una noticia que rezaba que Salvador Ruiz
iría al Mr. Olimpia 1985. “Otrás, Salvador Ruiz al Mr. Olympia”-pensé-. Y es qué no
era para menos porque Salvador se iba a convertir en el primer español en
participar en la competición más importante del panorama culturista
profesional, abriendo el camino de los que vivieron después. Eso fue una hazaña
solo al alcance de los más grandes y es que Salva fue el más grande.Sin duda, a partir de ese momento, Salvador se convirtió
para mi en un ídolo, una referencia, una motivación que ha alimentado mis ganas de entrenar y mi pasión por el culturismo durante décadas, incluso hoy en día.
Así pues empecé a practicar este deporte con la referenia de Salvador, jalón indispensable de todos (o casi todos) los
culturistas de mi generación.
Nunca olvidaré cuando le conocí personalmente. Pues
conocer a tu ídolo es algo que te marca para siempre y queda reflejado en el
olimpo de tus recuerdos favoritos. Fue, en el Mr. Madrid 1987, en el cine San
Diego, en el madrileño barrio de Vallecas, el barrio de Salvador y cuna, por aquellos años, del culturismo en la capital. Yo, participé en la categoría junior,
con apenas 19 años, quedé tercero, pero eso es lo menos. Lo que más recuerdo de
aquel día fue cuando después de una magnífica exhibición que hizo Eduardo de la
Asunción, el público empezó a espetar: “¡Ahora tú Salva, Salva, Salva,
Salva!”. Y él, que estaba enfrascado en
la tareas organizativas, al escuchar que el público le reclamaba, empezó, en el
escenario, a quitarse la ropa, primero la chaqueta, después la corbata y luego la camisa, y empezó
a posar, todos nos volvimos locos, animándole y aplaudiendo sin cesar. Estaba increíble, enorme, espectacular, en
plena preparación para participar en el Grand Prix IFBB. Aquel día le conocí. Aquel día conocí a mi ídolo, conocí a “El Maestro”.
Fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida como lo fue mi
último encuentro con él. Fue hace poco tiempo, él ya estaba retirado del mundo
del culturismo, un culturismo que había cambiado demasiado, y que ya no le gustaba como antes, me recibió en su
casa, y aunque hacía unos cuantos años que no nos veíamos me trató como si
fuera de la familia (él y su mujer). Y es que Salvador era así, pura generosidad por los cuatros costados. Tuve el honor de entrevistarle para mi documental Francisco del
Yerro, El Mito. Y aunque al principio las preguntas que le formulé fueron sobre su
pupilo, terminé preguntándole sobre otros muchos temas, vinculados a su carrera y
conocimiento. Nunca sospeché que esa sería su última entrevista. Nunca sospeché que esa sería la última vez que le vería con vida.
La entrevista fue de alto calado pues Salvador era todo un personaje, culto, preparado y con
una personalidad única y arrolladora. Ese mismo día aproveché para cumplir otros de mis
sueños, hacerme una foto con él. Al fin, después de 5 lustros, conseguí tener
una foto con mi ídolo, conseguí tener una foto con Salvador Ruiz, conseguí tener una foto con “El Maestro”. Y eso, al
igual que cuando le conocí, quedará grabado para toda la vida en mi historiografía personal.
Gracias "Maestro" por todo lo que me has aportado.
Salvador Ruiz y Chema Menéndez. Foto Agencia Febus. |
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