sábado, 2 de mayo de 2015

Salvador Ruiz, el ídolo que se fue

Para muchos Salvador Ruiz ha sido más que el mejor culturista español de todos los tiempos porque para muchos Salvador fue la referencia, el modelo a seguir, el ídolo que se fue.





Para muchos Salvador Ruiz fue más que un culturista, para muchos Salvador Ruiz fue más que una referencia en el deporte del hierro, para muchos Salvador Ruiz fue nuestro ídolo de juventud. Un ídolo que marcó nuestros inicios en el mundo del culturismo.

Recuerdo, como si fuese hoy, cuando apareció, en el número 23 de la revista The Muscle, una noticia que rezaba que Salvador Ruiz iría al Mr. Olimpia 1985. “Otrás, Salvador Ruiz al Mr. Olympia”-pensé-. Y es qué no era para menos porque Salvador se iba a convertir en el primer español en participar en la competición más importante del panorama culturista profesional, abriendo el camino de los que vivieron después. Eso fue una hazaña solo al alcance de los más grandes y es que Salva fue el más grande.Sin duda, a partir de ese momento, Salvador se convirtió para mi en un ídolo, una referencia, una motivación que ha alimentado mis ganas de entrenar y mi pasión por el culturismo durante décadas, incluso hoy en día.
Así pues empecé a practicar este deporte con la referenia de Salvador, jalón indispensable de todos (o casi todos) los culturistas de mi generación.
Nunca olvidaré cuando le conocí personalmente. Pues conocer a tu ídolo es algo que te marca para siempre y queda reflejado en el olimpo de tus recuerdos favoritos. Fue, en el Mr. Madrid 1987, en el cine San Diego, en el madrileño barrio de Vallecas, el barrio de Salvador y cuna, por aquellos años, del culturismo en la capital. Yo, participé en la categoría junior, con apenas 19 años, quedé tercero, pero eso es lo menos. Lo que más recuerdo de aquel día fue cuando después de una magnífica exhibición que hizo Eduardo de la Asunción, el público empezó a espetar: “¡Ahora tú Salva, Salva, Salva, Salva!”.  Y él, que estaba enfrascado en la tareas organizativas, al escuchar que el público le reclamaba, empezó, en el escenario, a quitarse la ropa, primero la chaqueta, después la corbata y luego la camisa, y empezó a posar, todos nos volvimos locos, animándole y aplaudiendo sin cesar.  Estaba increíble, enorme, espectacular, en plena preparación para participar en el Grand Prix IFBB. Aquel día le conocí. Aquel día conocí a mi ídolo, conocí a “El Maestro”.

Fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida como lo fue mi último encuentro con él. Fue hace poco tiempo, él ya estaba retirado del mundo del culturismo, un culturismo que había cambiado demasiado, y que ya no le gustaba como antes, me recibió en su casa, y aunque hacía unos cuantos años que no nos veíamos me trató como si fuera de la familia (él y su mujer). Y es que Salvador era así, pura generosidad por los cuatros costados. Tuve el honor de entrevistarle para mi documental Francisco del Yerro, El Mito. Y aunque al principio las preguntas que le formulé fueron sobre su pupilo, terminé preguntándole sobre otros muchos temas, vinculados a su carrera y conocimiento. Nunca sospeché que esa sería su última entrevista. Nunca sospeché que esa sería la última vez que le vería con vida. 
La entrevista fue de alto calado pues Salvador era todo un personaje, culto, preparado y con una personalidad única y arrolladora. Ese mismo día aproveché para cumplir otros de mis sueños, hacerme una foto con él. Al fin, después de 5 lustros, conseguí tener una foto con mi ídolo, conseguí tener una foto con Salvador Ruiz, conseguí tener una foto con “El Maestro”. Y eso, al igual que cuando le conocí, quedará grabado para toda la vida en mi historiografía personal.
Gracias "Maestro" por todo lo que me has aportado.

Salvador Ruiz y Chema Menéndez. Foto Agencia Febus.

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